Humildad. Integridad. Sencillez.

Traducción del mensaje del Dr. Chris Wright pronunciado en Cape Town 2010 (Lausana III)


La misión del pueblo de Dios

La misión del pueblo de Dios comienza mucho antes que en el día de Pentecostés.

Fue hace cerca de cuatro mil años que Dios dio la Gran Comisión a Abraham, diciéndole que vaya, sea una bendición, y así por medio de él, todas las naciones de la tierra serían bendecidas. Esta es la gran misión de Dios. De hecho, esto es lo que Pablo dice en Gálatas 3 que es el Evangelio. Esta es la manera en que las Escrituras predican el Evangelio a través de Abraham: “por medio de ti serán bendecidas todas las naciones de la tierra”.

¿Pero como se habría cumplir esto? Es simple. El plan de Dios era que se lograría con la elección de un pueblo. Su propio pueblo. Un pueblo elegido en Abraham, redimido por medio de Cristo. Un pueblo que iba a ser luego llamado “a caminar en la senda del Señor practicando la rectitud y la justicia”. (Génesis 18:19)

El mensaje de Génesis (#4): La des-creación

En las últimas entradas, avanzamos en el estudio del texto de Génesis hasta llegar a la caída del hombre (3:6), su condenación (3:14-19) y finalmente su expulsión del jardín del Edén (3:22-24) como imagen visible que trataba de resumir todo el relato. Hasta aquí, el tema central de todos esos pasajes había sido la necesidad de obediencia para con Dios, y el hecho de que la desobediencia hoy tiene profundas consecuencias para nuestras vidas.

Habíamos notado que si bien Dios nos mostró todo el peso de la condenación por nuestra desobediencia, en 3:21 también nos mostró su misericordia y amor en la provisión de ropas “de pieles para el hombre y su mujer”. Detrás de estos actos de justicia y misericordia, estaba sobreimpreso un acto fundamentalmente sacrificial, sombra del sacrificio de Jesucristo por sus elegidos.