Tres heterodoxos en el Taragüí

El autor de este interesante trabajo es el Profesor Horacio Rubén Falcón. Fue originalmente presentado y publicado por el Noveno Congreso de Historia de la Provincia de Corrientes. Agradecemos su generosa autorización para incluirlo en nuestro blog. ¡Gracias Horacio!

Introducción
El estudio de la historia en la actualidad está abandonando su impronta clásica del análisis del hecho político-militar. Nuevas realidades del pasado se abren ante nosotros para comprender mejor los procesos pretéritos. Una de estas es el aspecto religioso. En nuestro país es un área relativamente nueva comenzada en los años noventa, con historiadores como Amoldo Canclini, Roberto Di Stefano o Susana Bianchi, entre otros. No es que antes no existiera nada, el mérito de esta nueva historiografía es la de separar la teología de la historia. sin que ésta sea un desprendimiento necesario de aquella.
El protestantismo en nuestra provincia es un tema poco desarrollado todavía y lo que intento con este trabajo es remarcar algunos tópicos necesarios para su estudio. Es por ello que tomo tres momentos de la historia correntina, que se relacionan con tres personajes conocidos en la historia protestante nacional.
Traté además de explicar muy sintéticamente la coyuntura jurídica y social de cada momento. Espacialmente solo abordo la ciudad de Corrientes.
Finalmente, la pretensión de este trabajo es la de enriquecer no solo la historia del protestantismo correntino sino también enriquecer la historia de nuestra ciudad.

Ulrico Shmidel

El cronista alemán además de ser el primero en realizar una detallada descripción del Río de la Plata también fue el primer protestante en pisar suelo correntino.
Este dato poco conocido se entiende mejor si vemos la biografía de U. Shmidel. Nuestro personaje pertenecía a la pequeña nobleza de la ciudad de Straubing, habría nacido alrededor de 1511. Recibió una educación propia de los jóvenes de su rango. Por aquéllos años se podían encontrar los escritos de Martín Lutero en cualquier lugar y como la mayoría de los jóvenes burgueses Ulrico abrazó la nueva causa. Esto le traería algunas dificultades a su familia en aquellos tempestuosos años, por lo que su hermano Thomas, que por entonces (1534) era concejal de la ciudad, le aconsejó alejarse por un tiempo de Alemania. También por intercesión de su hermano consiguió un lugar en la expedición que los Welser (una familia de banqueros alemanes) estaban organizando para acompañar a Pedro de Mendoza en su expedición al Río de la Plata.
Sus peripecias americanas quedaron reflejadas en sus crónicas. Si no fuera por ellas solo conoceríamos a Shmidel por dos escuetas menciones, una es su firma en un documento que designaba gobernador a Domingo de Irala en el puerto de San Fernando y la otra es una mención a su persona hecha por el fundador de Asunción Juan de Salazar en un informe fechado en 1553.
Mantilla presume que la aldea de los curumins, en donde la expedición de Ulrico acampó durante tres días, estaba ubicada en la banda norte del actual Riachuelo y es muy probable que el alemán recorriera en alguna patrulla lo que actualmente es el ejido urbano de la ciudad de Corrientes.
En 1552 Ulrico recibe una misiva de su hermano quien lo llama urgente. En 1554 arriba a Amberes para luego llegar a Straubing. A los pocos meses de su llegada, fallece Thomas de quien Ulrico es albacea de su fortuna. En 1558 ocupa una banca en el Concejo de Straubing. Según la Paz de Augsburgo (1555) se estableció el principio "Cuius regio, ejus religio" en la que cada príncipe impondría la reli¬gión que deseara en sus dominios. El duque de Baviera Guillermo decide aplicar las resoluciones de la contrarreforma en sus territorios. El concejal Shmidel es uno de los que con más vehemencia se opone a estas medidas, por eso en 1562 es desterrado de su ciudad junto con otros partidarios de la Reforma, instalándose en Ratisbona. En esta ciudad escribe sus célebres crónicas. Se casa en tres oportunidades y fallece presumiblemente a finales de 1580.

De la Universitas Christiana al Imperio español

Cuando Ulrico llegó a nuestras tierras, reinaba Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano y también rey de España. Este soberano fue el último emperador que gobernó (o intentó hacerlo) según la visión medieval del término. Pero tuvo algunas variantes políticas introducidas por uno de sus principales consejeros el veneciano Gatinara, un humanista que propendía a una monarquía universal; y el Dr. Mota, un clérigo que lo aconsejó hasta 1522. La función del emperador en este esquema sería la de mantener la armonía política y coordinar los esfuerzos de los príncipes y reyes cristianos para defender la cristiandad, amenazada por aquel entonces por los turcos.
Esta visión política requería el actuar con prudencia buscando siempre consensos y acciones conciliatorias. De esta manera podremos comprender el proceder de Carlos V con Francisco I luego de la batalla de Pavía; con el Papa Clemente VII luego del "saco di Roma"; con el mismo Lutero al escucharlo en la dieta de Worms; inclusive Carlos mantuvo hasta último momento, antes de la ruptura definitiva, una actitud tendiente a lograr un acuerdo entre luteranos y católicos. Del lado protestante Lutero y sus seguidores al principio solo pretendían reformar la iglesia Católica, sin separarse de ella. El punto de inflexión definitivo se produjo en el fracaso de la dieta de Ratisbona en 1541, a partir de entonces el Emperador utilizará la fuerza para someter a los ya considerados cismáticos protestantes. Por eso podemos afirmar que entre 1520 y 1541 existió un "veranillo" de tolerancia (con los recortes propios al concepto en la coyuntura de la época) que le permitió al cronista alemán viajar a las Indias Occidentales. De hecho, en sus crónicas relata como accedió al territorio español sin tener ningún tipo de interrogatorio o pesquisa por parte de autoridad alguna.
En 1555 es coronado rey de España Felipe II cambiando la visión política anterior, el nuevo rey decide convertirse en paladín de la contrarreforma y a España en defensora de la Iglesia Católica. Su convicción lo llevó a dar mayores atribuciones a la Inquisición, con lo que arrancó de cuajo (entre 1559 y 1561) una incipiente organización luterana en la propia península. Por Real Cédula de 1561 el rey instaló el Santo Oficio en el nuevo continente, con dos sedes, una en Lima y otra en México; que funcionarían hasta los albores de la independencia. Corrientes estaba bajo la jurisdicción del tribunal limeño. Sin entrar en muchos detalles podemos concluir que el Santo Oficio cumplió muy bien su labor pues en la etapa colonial no se registraron mayores incidentes en el objeto de nuestro estudio.

La etapa independiente
El segundo período que nos ocupa es el que va de 1810 a 1880. La Revolución de Mayo trajo aparejado cambios inspirados en las ideas liberales que quedaron plasmadas en las normas dictadas por la Asamblea del año XIII. Pero debemos aclarar que el concepto de libertad de culto era todavía muy restringido, porque en la construcción de la idea del Estado moderno en los siglos XVII y XVIII, la religión del individuo era un rasgo de su identidad nacional. Aún en países protestantes como Suecia o Inglaterra había una Iglesia oficial protegida por el Estado.
Es por ello que al inicio de nuestra historia independiente, la libertad de culto tenía sus límites, en primer lugar el derecho a la práctica del culto se reducía a sus formas privadas, el espacio público era monopolio exclusivo de la Iglesia Católica Romana. Según este principio los no católicos "...podrán adorar a Dios dentro de sus casas privadamente según su costumbre".
En la fallida constitución de 1819 se establecía que la religión del Estado era la católica romana debiendo darle el gobierno protección y exigiendo de los habitantes su respeto. Además el poder ejecutivo en su juramento decía "protegeré la religión católica..."
Todas estas normativas iban dirigidas a la pequeña colonia de comerciantes ingleses que se estableció en Buenos Aires, pero para 1822 existían 3500 residentes británicos. En 1825 se planteaba en el Congreso Nacional un acuerdo comercial con Gran Bretaña que en su artículo 12 permitía a los residentes ingleses, previa autorización de las autoridades locales, la construcción de capillas, cementerios e iglesias. Los diputados por Corrientes votaron en contra de este artículo. Aunque la ley fue aprobada, en la práctica solo se aplicó en Buenos Aires, pues las provincias la rechazaron.
Recordemos quienes eran los diputados correntinos: Pedro F. Sáenz Cavia, Bernardo Igarzabal, Juan F. Acosta, José Ocantos y Pedro Cavia y Cavides.
San Juan fue una excepción pero fue muy breve ya que un golpe de Estado derrocó a su gobernador y anuló su constitución (la Carta de Mayo).
¿Y Corrientes?, en 1821 se aprobó un reglamento provisorio que fue prácticamente ratificado como Constitución Provincial en 1824. La primera sección llevaba el título de "Religión". Determinaba que la religión del Estado era la Católica Apostólica Romana; que el dogma católico era norma constitucional; que el Estado debía proteger los bienes, el culto y a los clérigos de la iglesia. El artículo 5 cerraba el capítulo advirtiendo que la "infracción a estos artículos será considerado como una sacrílega violación de las leyes fundamentales de la provincia". Por si quedara alguna duda se le tomaba el siguiente juramento al gobernador entrante: "Juráis por Dios, sobre estos Santos Evangelios...; que protegeréis a la religión Católica Apostólica Romana, velando por su respeto y observancia..."
La visita de Alcides D'Orbigny un par de años más tarde, nos muestra que el principal inspirador de estas normas no estaba tan alejado de la realidad espiritual correntina. En su ya conocido trabajo podemos ver como las costumbres estaban teñidas de señales religiosas. Niños y criados pedían bendición al dueño de casa; durante el Angelus la persona debía dejar de hacer lo que estaba haciendo y ponerse en actitud de reverencia "...un extranjero que no se sacara el sombrero o que no se detuviera cuando la oración sería considerado impío podía ser lapidado." Al francés le llama la atención el contraste entre las conductas un poco "laxas" de los habitantes y su celo religioso "jamás faltan a misa los domingos y días de fiesta [religiosa]..."
Llega a preguntarse "¿Como se concilian tales antinomias? Es menester que la conciencia de los habitantes de Corrientes sea bien ancha o que posean una religión propia, completamente diferente a la verdadera..." si a esta afirmación le agregamos las referencias que hace de los curanderos y algunas supersticiones locales notamos que D'Orbigny pudo detectar el germen de una religiosidad popular que se extendería y arraigaría hasta nuestros días.
Luego de describir la Semana Santa correntina el naturalista galo aprovecha para deslizar una crítica como católico, "Los ministros de la religión obtendrían, sin dudas, los resultados más beneficiosos si predicaran la sana moral apoyándose en maneras paternales y en el ejemplo de una vida pura y sin tacha.

El Reverendo William Torrey

Si existe algún personaje particular en este período ese es el Rev. William Torrey. Nacido en 1798 en Pensilvania (EEUU) se crió como bautista, pero para 1826 se consagró como ministro presbiteriano en el Seminario Teológico de Andover. En 1827 se hace cargo de la misión presbiteriana en Buenos Aires, desplegando una gran acción misional, aumenta el número de alumnos en la escuela dominical abriendo otra escuela más, predicaba en el puerto a los marinos protestantes, creó una biblioteca y se dedicó al colportaje, recorría a pie las escuelas o puerta por puerta en los alrededores de Buenos Aires ofreciendo Biblias. Por sus cartas sabemos que solicitaba Biblias en inglés pero también en español. Tanta actividad que rozaba lo legalmente permitido (y a veces pasaba) no pasó desapercibida, el mismo Torrey informa: "El nuevo obispo, los irlandeses, con su nuevo sacerdote, el gobierno, que es antiprotestante forman una falange contra la distribución de las escrituras y folletos..."
Los sucesos más notorios en relación con Torrey se producen en 1832 con el renombrado caso Lafone, por el cual estuvo 3 meses preso y cuya causa sirvió de fundamento para que en 1833 la Cámara de representantes estableciera dispensar los impedimentos que establecen las leyes civiles para las celebraciones de matrimonios de individuos católicos y protestantes .
En noviembre de 1835 realiza un viaje a Corrientes, en circunstancias un poco misteriosas. ¿Qué motivó su viaje? Para justo Anderson posiblemente vino a ver a un grupo o familia de alemanes (ya que Torrey misionaba en alemán) residentes en Corrientes. Susana Bianchi lo ve como explorando las posibilidades misioneras en la región. Amoldo Canclini es el que profundiza más la investigación y llega a la siguiente conclusión. Existía en Corrientes una biblioteca privada que pertenecía al librero Francisco Ruíz Díaz que había fallecido en 1830. En el catalogo de libros pudo detectar algunos títulos curiosamente protestantes como "El Viador" (Presumiblemente -"el peregrino" de Juan Bunyan), "Recomendaciones de la lectura de la Biblia" y "una historia de la Iglesia de Cristo" además de un nuevo testamento. Sin dudas Torrey tuvo contacto con los herederos de Ruiz Díaz vendiéndoles algunos libros. Por supuesto que también vino a ver las posibilidades misioneras en nuestra ciudad que seguramente fueron malas por que no se tomó ninguna iniciativa ni acción concreta para la llegada de más misioneros. Pero Torrey tiene el privilegio de ser el primer clérigo protestante en pisar territorio correntino. Al regresar a Buenos Aires, se embarca en una nave norteamericana volviendo a su país, aunque se lo ve más tarde misionando en Santa Catalina (Brasil) en 1838. Murió en Missuri en su granja en 1858.

La primera Iglesia

Luego de la reorganización nacional se reformó la constitución provincial en 1856 y luego en 1864, aunque se hicieron avances, todavía se mantenía un sentimiento muy fuerte de superioridad católica en el ámbito jurídico. Recién en la reforma de 1889 la constitución provincial dejó en pie de igualdad a los protestantes, aún más que la Constitución Nacional puesto que no pedía ningún requisito confesional al poder ejecutivo.
Con este marco legal en 1913, la junta de misiones bautistas envía al pastor Juan Vásquez a la ciudad de Corrientes con el objeto de establecer una congregación. Al llegar a la ciudad se dio a la tarea con ahínco, el método utilizado era la predicación en voz alta en las plazas y mercados; la distribución de folletos y algunas Biblias. Uno de los primeros miembros de la iglesia bautista nos dejó el siguiente testimonio: "Frecuentemente se paraba frente a la estatua del sargento Cabral en la plaza homónima y sobre una pequeña plataforma predicaba el evangelio al que pasaba…". El recibimiento en la ciudad en general fue bueno, los habitantes lo trataban con una mezcla de curiosidad e indiferencia. Solo en una oportunidad tuvo un entredicho público con un sacerdote por el que terminó preso pero las autoridades reaccionaron enseguida y lo liberaron al comprobar que no había cometido ningún delito. La personalidad del misionero ayudaba a tener buenas relaciones con las personas "...se ganó la amistad de muchos en la ciudad, inclusive las mismas autoridades. Debemos destacar que el gobierno provincial siempre le garantizó el derecho a predicar públicamente su religión.
Finalmente, el 9 de mayo de 1915 se constituye la primera congregación protestante en nuestra provincia según consta en el acta de constitución. A las 16hs. se realizó un bautismo a orillas del río en el parque Mitre. Luego se dirigieron a la sede de la flamante iglesia, ubicada en Santa Fe 818 donde quedó constituida la Junta Directiva de la congregación. Los cultos se realizaban una vez por mes. Las predicaciones, al principio, solo se limitaron a la ciudad.
En 1924 y con su salud resentida, el pastor Vásquez fue trasladado a Buenos Aires, donde fallecerá al poco tiempo. Pero antes de irse compró un terreno con dinero que le envió la Junta de Misiones, por la calle Ayacucho (actual Yrigoyen) para levantar un templo. El pastor Logan es enviado para comenzar la construcción y monitorear la obra, cuando concluye su trabajo regresa a Buenos Aires a principios de 1926. Se nombra entonces como pastor al Rev. Rafael Galizia quien se encarga de la inauguración del templo. El propio Galizia testimonia "La inauguración del templo y la casa pastoral fue todo un acontecimiento, el diario La. Nación inclusive publicó una foto del hecho. Estuvieron pre¬sentes autoridades del gobierno provincial como el ministro Solari, varios diputados y el representante de la junta de Misiones Blas Maradel…". El diario local El Liberal en su edición del día 12 de abril de 1926 consigna la siguiente noticia:
“Iglesia Evangelista. Ante una crecida concurrencia, se efectuó anoche la inauguración del nuevo templo de la Iglesia evangelista cito en la calle Ayacucho entre San Lorenzo y Catamarca. Asistió al acto inaugural el ministro de gobierno Dr. Felipe C. Solari. De esa manera quedó inaugurado el templo de la calle Yrigoyen 1424 siendo el templo protestante más antiguo de la ciudad. Aunque los primeros cultos públicos se realizaron en la sede de Santa Fe 818.


Bibliografía
Bianchi, Susana. Historia de las religiones en la argentina. Las minorías religiosas
Canclini Amoldo. 400 años de protestantismo argentino. Historia de la presencia evan¬gélica en la Argentina.
Castello, Antonio. Historia Ilustrada de la provincia de Corrientes.
D'Orbigny, Aicides. "Un vistazo a Corrientes y su gente (1827-1828)" Separata de los cap. XI y XII de "viaje por la América meri¬dional"
Di Stefano, Alfredo. De la teología a la histeria un siglo de lectura retrospectiva del catoli¬cismo argentino.
"La Iglesia Bautista en Corrientes". Publicación especial. Junta Bautista de publicaciones.
Menendez Pídal, Ramón. La idea imperial de Carlos V.
Monti, Daniel. Presencia del protestantismo en el Río de la Plata durante el siglo XIX.

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